Demanda de Amor y Deseo

En cuanto a la demanda de amor y deseo, muchos psicoanalistas han escrito al respecto, entre ellos, Luis Darío Salomone un psicoanalista que aborda el tema del deseo en el ser humano, desde su formación en la infancia, hasta el modo en que se relaciona con estos dos temas en el transcurso de su vida.
El deseo lo atraviesa todo, y es por esto que la demanda de amor y deseo no solo se presenta en los niños como podemos creer con sus pataletas, sino que también suele ser una actitud de los adultos en el modo en los que gestionan sus relaciones.
Esta demanda de amor y deseo se manifiesta a través de actos inconscientes que lo que buscan es objetualizar el objeto de deseo.
Teniendo en cuenta esto, a continuación compartiremos algunas frases de Salomone en torno a la demanda de amor y deseo.
Demanda de Amor y Deseo
Por mas que la madre afirme poder decodificar los gritos o el llanto de su bebé, la necesidad, al pasar al campo de la demanda, se extravía. Por eso Lacan habla de un sujeto mítico de la necesidad. Al ponerle la cuestión en palabras, se produce un desgarro respecto al objeto de la necesidad.

(…)
El animal hinca el diente en su presa cuando tiene hambre; para el ser hablante las cosas no son tan sencillas (…) El ser humano, por más hambre que tenga, no hinca simplemente los dientes.
Podemos tomar como ejemplo a una pareja, supongamos que ella es histérica y el obsesivo, son parejas que habitualmente se forman. (…) Si el obsesivo y la histérica se suelen encontrar es debido a cómo la demanda del Otro toma función de objeto en sus fantasmas, pero los desencuentros también vendrán por este lado; lo mismo que atrae puede tornarse insoportable.
Tomemos, entonces, una pareja como ejemplo. Se encuentran para salir juntos, él no sabe adonde ir primero, ella propone ir a comer y en el momento en que le entregan el menú comienza el dilema. Ella no dudará, pedirá quizás lomo al Strogonoff o pollo al champignon, o… “¡mejor hubierámos ido al cine!”: la impotencia, mas que el postre de la cena, será la entrada. Con esto mostramos el desajuste que muestra que la necesidad ya no es tal, y que en la demanda hay algo que no entra.
Hay un resto, algo no articulable en la demanda y es lo que llamamos con Lacan objeto a. Permite comprender como en esa diferencia entre la necesidad y la demanda se juega el deseo, cuya causa es precisamente ese objeto a.
Mas allá de esa dificultad para satisfacer la demanda del Otro, al procurar hacerlo eleva todo el asunto al rango del amor, la respuesta puede considerarse una prueba de amor del Otro. Por eso la demanda, además de procurar dar cuenta de una necesidad, también implica una demanda de amor.
Luis Darío Salamone
Los tropiezos del deseo
Fuente: Actualidad Psicológica, nro. 418
Buenos Aires, mayo / 2013
Fecha de actualización: (19 de Enero 2023 KA)